" Me congelé, mirando fijamente sus ojos cerrados.
¿Se habría despertado?, ¿me miraba?. Ella parecía dormida, pero su voz había sido tan clara…
Ella suspiró suavemente, y luego se movió suavemente hacia un lado –estaba dormida y soñando–
“Edward” murmuró suavemente. Ella soñaba conmigo.
¿Podía acaso un corazón congelado y muerto volver a latir? Sentía como si el mío lo estuviera."
26 marzo 2010
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Mi amor, la libertad no es fantástica no es tormenta mental que da el prestigio loco es más gruesa y oscuridad y el chasquido que quiere proteger ése grito que no es todo el grito.
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